Magicamente~

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Despertó de repente, en medio de la oscuridad. No sabía qué había ocurrido ni cómo había llegado hasta ese punto, pero no tenía miedo de nada.

Intentó mirar algo a su alrededor, pero en medio de todo eso, no quedaba nada más. No sabía, ni siquiera, si ella era real. No podía ver ni la punta de sus nariz, ni sus brazos, ni sus piernas, ni su pecho o abdomen, no podía ver ni su cabello y ya ni siquiera sabía si tenía los ojos abiertos.

Intentó ponerse de pie en medio de toda aquella negrura, pero no estaba segura si estaba sentada o recostada. Sabía que se movía, o al menos, eso creía.

Sintió las plantas de sus pies sobre el suelo frío, y supuso que estaría de pie. Comenzó a dar pasos dudosos y llenos de inseguridad mientras avanzaba en medio del vacío. Pero aún a pesar de todo eso, no tenía miedo de nada.

En medio de su falso caminar, después de un rato sin encontrarse con nada mas que el mismo paisaje -si así se le podría llamar-, una extraña sensación fue mandada hasta su cerebro por la planta de su pie derecho. Había pisado algo, y no sabía que era. La oscuridad seguía igual de intimidante a como cuando había despertado. Se agachó suavemente, retiró su pie del lugar donde había sentido aquello, y quedó asombrada ante lo que apareció a su vista: una libélula brillaba con todo su esplendor en medio de la negrura.

La tomó suavemente con sus manos tan frágiles, y miró lo que le había hecho. La libélula estaba herida debido a que había sido aplastada con la fuerza de su pie, y Olivia se sintió muy mal. Una tristeza tremenda le invadió el pecho que apenas veía con la luz que emanaba la libélula, una luz que no tenía explicación alguna, pero que la hacía sentir en el paraíso, aunque Olivia no supiera aún cómo era el paraíso.

Con la libélula entre sus manos, sosteniéndola con suavidad y rezándole al Dios que la cuidara, continúo su caminar. Esta vez, lograba ver más allá de su pecho, su abdomen y su vestido moviéndose al caminar quedaban a la vista gracias a la luz tenue de la libélula. Pero aún no era suficiente.

Caminaba en busca de ayuda, no quería que el hermoso animalito pereciera entre sus manos. No quería sentirse culpable, y como ya lo hacía, quería remediar el descuido que había tenido aún en lo profundo de la nada. Pero justo cuando aquellos pensamientos cruzaban su mente, la luz que emitía rayos a través de sus manos, se extinguió.

Justo en el momento en que Olivia abrió sus manos, sintió una fuerte ventisca y el suelo bajo sus pies se abrió al infinito. No sabía cómo, pero sentía el infinito a su alrededor. Sabía que todo eso no tenía ni principio y que jamás tendría un fin, y con esta idea en su alma, el peso de la libélula que descansaba sobre sus manos abiertas, se esfumó de repente.

Sintió como el viento la movía de un lado a otro, como su cabello vagaba sin rumbo junto a sus oídos, mejillas y espalda, y la manera en que sus brazos y piernas danzaban al compás de una feroz y pasional melodía que ella no era capaz de escuchar.

De repente, en medio de toda aquella agitación. El tiempo se detuvo...

Los movimientos de la ventisca desaparecieron, y lo vio todo. Ante ella, el Universo entero se abría conforme daba cada paso hacía delante, sin saber hacia dónde.

Vio estrellas fugaces rozarle las manos, sintió los planetas debajo de sus pies, olió el aroma del helio y el hidrógeno al quemarse en cada Sol por el que iba pasando, escuchó los sonidos que cada galaxia hacia conforme iban tomando figura, y sin comprender nada, lo sabía todo. Al tiempo, una lágrima fue derramada por sus mejillas, y ella sabía que estaba sonriendo. Sería imposible admirar tanta belleza en cualquier vida, y ella lo tenía todo, absolutamente todo... lo tenía ahora, como lo había tenido desde el momento en que vino al mundo, y como lo tendría después de haberse marchado.

La libélula se lo había susurrado.

Miró a su alrededor en busca del insecto, y la observó sonriéndole con el movimiento de sus alas, volando a su lado, sin dejarla ni un momento.

Olivia estiró la mano hacia ella, y en un gesto de sumo cariño y ternura, le mandó un beso con sus rojos labios. La libélula, en ese momento, absorbió todo lo que estaba a su alrededor: el Universo entero se conjuntó solo en ella.

Y estaba de nuevo en medio de la oscuridad interminable. Pero no estaba sola, lo sabía. Miró hacia el cielo, y vio las estrellas de nuevo. ¿Había regresado al espacio estelar?.

Observó a su alrededor en busca de respuestas, y comenzó a distinguir las torres de los edificios llenos de luces nocturnas, sintió la brisa fría que hacía en el parque a esas horas de la noche, y al mover su mano, sintió el calor de alguien más a su lado.

-¿Estás bien?- preguntó él, lleno de ternura.

Olivia no pudo responder, y movió la cabeza en respuesta de un sí.

Él se alzó sobre su costado, y la observó. Acarició su rostro y sus manos, tomó sus cabellos y le dió un beso en la frente.

En ese momento, Olivia sintió algo húmedo en la mejilla de su compañero: había estado llorando.

La muchacha alzó su mano para secar las lágrimas de quien era su mayor felicidad, y él la detuvo suavemente.

-¿Viste lo que yo vi? Lo vi todo, y al mismo tiempo, era incapaz de ver algo. Pero no tenía miedo, porque una libélula era mi compañera. Y en ella, estabas tú, sonriendo como ahora. Y supe que siempre estarías ahí, con tu sonrisa eterna.

Olivia tomó la mano de él, y la presionó contra su corazón. Ella sentía exactamente lo mismo y sabía lo que él ahora también sabía.

En ese momento, la Luna brilló sobre ellos con intensidad y una sonrisa llena de sinceridad: su amor era real.

Y mágicamente, una mirada entre ellos plantó un beso eterno en los labios de sus almas.

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Y esto es lo que pasa cuando decides echar a volar tu imaginación y escuchar los sonidos que el mundo tiene para brindarte =)

Ahí está el mundo, a tu alrededor. Igual que la nada. Esperando a que decidas ver más allá para que la verdad se muestre ante ti =D

Un escrito sin pensar en nada en especial, más que los efectos que el verdadero amor y la felicidad con sinceridad pueden llegar a provocar.

Esta imagen plantea de manera imperfecta cierta parte de mi definición de la magia:

éxito :D