jueves, julio 24

Catching Flowers.

Y es que era la perfección delante de sus ojos. Lo sabia, lo sentía, casi era capaz de palparlo como se palpa una cereza recién cortada... Lo respiraba y era consciente de que lo necesitaba para seguir viviendo. Era como eso que cualquier persona necesita en sus células, como el oxigeno que por más mínimo exista en el ambiente, es sumamente necesario para seguir de pie sobre el mundo.

Miró al cielo, era azul, claro, brillante... Casi podía ver cómo sonreía mientras caminaba a su destino.
Un pájaro atravesó su camino, blanco, con las puntas de las plumas de las alas y la cola rosas pálidas... Parecía perderse entre las flores de los árboles que tenían exactamente ese color, que solo en otoño florecen.

Caminaban personas a su lado, la saludaban y le sonreían. A la mayoría, Olivia jamás las había visto, a unas cuantas les habría dirigido dos o tres palabras a lo largo de su vida, y a otras más, tan solo las conocía de vista o a fuerza de recorrer el mismo camino día tras día.

Al ir caminando, notó un suave y atrayente olor... Eran flores. Flores de todas las formas, colores, olores, casi podía sentir el sabor... Lo habría hecho, si no temiera que la envenenaran o se viera como un acto que atentara contra los derechos de la vida.
Decidió tomarse un tiempo, al fin y al cabo tenía mucho, y entrar a la Florería...

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jueves, julio 24

Catching Flowers.

Y es que era la perfección delante de sus ojos. Lo sabia, lo sentía, casi era capaz de palparlo como se palpa una cereza recién cortada... Lo respiraba y era consciente de que lo necesitaba para seguir viviendo. Era como eso que cualquier persona necesita en sus células, como el oxigeno que por más mínimo exista en el ambiente, es sumamente necesario para seguir de pie sobre el mundo.

Miró al cielo, era azul, claro, brillante... Casi podía ver cómo sonreía mientras caminaba a su destino.
Un pájaro atravesó su camino, blanco, con las puntas de las plumas de las alas y la cola rosas pálidas... Parecía perderse entre las flores de los árboles que tenían exactamente ese color, que solo en otoño florecen.

Caminaban personas a su lado, la saludaban y le sonreían. A la mayoría, Olivia jamás las había visto, a unas cuantas les habría dirigido dos o tres palabras a lo largo de su vida, y a otras más, tan solo las conocía de vista o a fuerza de recorrer el mismo camino día tras día.

Al ir caminando, notó un suave y atrayente olor... Eran flores. Flores de todas las formas, colores, olores, casi podía sentir el sabor... Lo habría hecho, si no temiera que la envenenaran o se viera como un acto que atentara contra los derechos de la vida.
Decidió tomarse un tiempo, al fin y al cabo tenía mucho, y entrar a la Florería...

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