viernes, mayo 8

El fin del Mundo~~

Era un dia normal, soleado, con la luna aun puesta siendo de mañana. El cielo era azul y tenia nubes enormes y hermosas con las cuales los niños soñaban con alcanzar y poder devorar, mientras que otros trataban de encontrar una forma escondida entre toda aquella vaguedad de ideas.
Ese día habia mercadillo por aquellas calles tan ocupadas y silenciadas, la gente iba y venia por una u otra excusa tan solo para salir de casa y poder ir a 'comprar'.
Los grupos de amigos, señoras, vecinos, se paseaban por aquel lugar correteando, oyendo musica, bailando, comiendo y comprando la despensa, cuando de repente un grito aterrador estremecio a todos los ahí presentes.
-¡¡EL FIN DEL MUNDO!! - grito una joven con el rostro opacado y gesto aterrorizante mientras señalaba al cielo.
Todos miraron arriba en ese momento, y lo que vieron los dejo igualmente aterrorizados que a la pobre muchacha.
La luna estaba arriba, pequeña y hermosa. El sol era grande y brillante, pero algo estaba mal... algo que no se habia podido captar. Habia un astro demás...
-¡¡JUPITER!! - gritó alguien más entre la multitud.
Júpiter ascencdía majestuosamente hasta donde se encontraba el astro mayor de la constelación, luego le seguía Saturno, Urano... de lado izquierdo del astro caliente subían y se alineaban Marte, Venus, Mercurio... tan solo faltaba Neptuno... y entonces vendria el fin del mundo.

La gente comenzaba a correr, a gritar, a llorar, a abrazarse y pedirse perdón, como siempre... en el último momento. Y esque todos sabían, y es que todos presentían, que el fin del mundo llegaría cuando Neptuno se alinera a la altura de los demás.

Por fin, ante gritos y llantos de terror, de emoción, de incredubilidad... Neptuno, el octavo y último planeta se alineó a los demás. Los pájaros que volaban callaron, las personas que gritaban ahogaron el llanto, los niños que corrían miraron al cielo. Todo quedó en un profundo silencio que parecia no poderse romper.
De repente, una luz blanca comenzó a bajar desde el cielo, desde donde estaba la perfecta alineación del sistema solar alrededor de la Tierra. Una luz blanca que cubrió todo: montañas, edificios, autos, personas, mercados, cielo, mar, todo... absolutamente todo.
Muchos pensaron que seria el fin, otros tantos solo querian morir, algunos pocos estaban felices de sentir que el fin convertiría al mundo en un lugar aún más "feliz".

Lejos de donde la multitud gritaba y el destello blanco acababa con todo lo que habia a su paso; en una pequeña cueva un niño se introducia con la esperanza de que sus padres estuvieran en aquel lugar. Al entrar, la luz alcanzo las afueras e ilumino aquel lugar lleno de personas que parecian refrugiarse de lo que fuera que pudiera pasar.
Unos minutos despues el niño (de 10 años apenas) abrio los ojos y se incorporo de pie nuevamente, despues de estar hecho bulto humano en el suelo. Miro a su alrededor, las personas que ahi estaban cubrian su cabeza con las manos, como si algo fuera a caer de encima. El niño se acerco a donde estaban, cada vez mas. Una de ellas lo miro, pero lo que el niño vio le aterrorizo hasta el alma. No queria ver más, buscaba una forma de escapar, pero no podia hacerlo.... sus piernas no le respondian.

Y esque lo que él había visto, era al mismo demonio. Pero no al demonio en persona, no, claro que no... en ese caso tal vez habría muerto de un infarto. Las almas podridas y negras salían de los cuerpos de las personas, los cuales caían al suelo, sin alma, sin vida... muertos. El niño por fin pudo reaccionar y comenzar a correr. Y corrió y corrió y nunca se detuvo. Nunca... pero el lo sabia, él lo sentía, él lo veía frente a su rostro y al mismo tiempo frente a la nada: su muerte estaba cerca.

En otro lugar en aquel mismo momento, la familia del niño subía a un autobús. Un autobus que prometía llevarlos a la salvación, y a no vivir aquella horrible destrucción.
A lo lejos se veia una ciudad grande y algo siniestra. Al llegar (al parecer a la única ciudad que quedaba), una voz saliente del unico edificio en medio de aquel desierto, -muy bien iluminado y llamativo-, a donde miles de personas iban llegando (gritando, llorando, riendo, maldiciendo) predicaba que se salvarían mientras que salvaran a los demás.

El padre de aquel niño, la madre, y sus hermanos, lograron avanzar hacia la entrada de aquel edificio. Conforme se acercaban dando pasos en falso, las personas iban alejándose de ellos, mirándolos con envidia, abriéndoles el camino. Era como si algo les indicara que debían moverse y no estar obstruyendo.
Al entrar a aquel lugar, vieron cosas que no podían creer... el edificio en verdad que era enorme. Pues dentro de el, habia más edificios y lugares, que viéndolo desde afuera... jamás hubieran imaginado que se encontraban dentro.

Aquello era imposible, pero sin embargo, alli estaba.
Los padres del niño sintieron que a cambio de haber entrado a tan grande y raro lugar, que de alguna manera les hacia sentir cierta felicidad y seguridad, tenian que pagar, dar algo cambio, regresar el 'favor'.
El padre recordo lo que dijo aquella la voz: "salva a los demas y sera tu salvacion". Entonces vislumbro un bar entre todas esas personas, dejando a su esposa e hijas juntas para ir a iniciar su cometido.
La madre, con la hija mas pequeña de cerca de 2 años, se quedo sentada en una esquina, en una pequeña banca a blanco y negro. Sus ojos eran de preocupacion, admiracion, melancolia y confusion. Tantas cosas pasaban por su cabeza en ese momento, que era imposible descifrar cual pensamiento pertenecia a que cosa.
La hija grande, de unos 15 años, miraba todo a su alrededor con expectacion y asombro. Lo que veia era increible, espectacular, admirable, maravilloso, terrorifico, inexplicable... pero sin embargo, era capaz de escuchar sus sonidos, de sentir sus paredes, de ver lo que estaba frente a ella. Era capaz de verlo, sentirlo y escucharlo como a cualquier otra cosa real en el mundo, por lo tanto, aquello era real.
Ellos no sabian en lo que estaban metidos. Aquellas personas tampoco lo sabian. Todo eso y mas, tan solo el tiempo se los diria....

En medio de la nada (sin arboles, edificios, o cualquier otra cosa alrededor), el niño corria siendo perseguido por las escalofriantes sombras negras que lo habian seguido desde que se encontraba en aquella cueva. Corria como nunca habia corrido en su vida, corria con dolor y con miedo en medio de un desierto lleno de silencio, tension, y confusion, mezclados con el sol y su intenso calor, ademas de la sensacion de perdicion.
A lo lejos, una enorme y majestuosa torre, desprendia una inmensa luz que lo cego durante un momento, momento en el cual se detuvo y se cubrio los ojos con los dos brazos. Mientras que a sus espaldas, las sombras que eran iluminadas por la inmensa luz del faro, se destruian lentamente, envejeciendo, haciendose polvo y evaporandose en el viento.
Y el niño corria de nuevo, sin mirar atras, sin pensar lo que habia o lo que no habia, sin pensar si moriria o si no moriria, sin pensar en nada mas que en seguir corriendo, en alcanzar aquella torre infinita que se veia tan lejos, pero que el sabia que de alguna manera tenia que alcanzar.

Mientras tanto, el padre del niño entraba a un bar dentro de la pequeña ciudad que habia dentro de aquella enorme torre.
La madre estaba sentada en una banca con la niña abrazada, temerosas las dos de lo que pudiera suceder y sin poder hablar o hacer cualquier cosa, viendo a su hija de 15 años alejarse hacia otro lugar.
La joven caminaba sin rumbo por aquel lugar. Estaba maravillada, encantada. El miedo se habia hecho a un lado ya. Y de repente, se dio cuenta que su escuela estaba ahí, frente a ella. Corrió en ese momento rapidamente hacia el lugar. Entró y se quedo parada, mirando a su alrededor. Estaba casi desierta. ¿Casi?. Miró a un grupo de personas que se le hacian conocidas, entonces corrió hacia ellas. Una de las peronas le gritó por su nombre, y corrió a su ecnuentro, dándose un fuerte abrazo las dos. Luego, tomadas de la mano y con ciertas lágrimas secas en los ojos se dirigieron a donde estaban los demás. Ahí cada uno contaba lo que les había ocurrido. Cada quien tenía una historia diferente, algo nuevo. Pero al fin y al cabo todos estaban en el mismo lugar.
Eso era simplemente muy bueno.

De repente, algo ocurrió.
Un temblor fuerte hizó que la chica cayera junto con sus amigos al suelo, el árbol enorme, al centro de aquella torre, cayó aplastando el lado Este de la 'ciudad' que ahí dentro se encontraba. Gritos, llanto, desesperación, frustración y temor resurgieron nuevamente de entre la nada.
El padre, la madre y la niña de 15 años comenzaron a correr juntos hacia donde eran llamados, en una pantalla gigante donde aparecieron sus nombres. También iba con ellos una de las amigas de la joven, que no tenía más a donde huir, y decidió huir con ellos de aquel horrible lugar.
Un automóvil se detuvo frente a ellos para llevarlos arriba de la alta torre. Subieron rápidamente viendose en conflictos con otras personas que intentaban tirarlos para poder tener una gota de esperanza más de que serían salvados. Golpeándose, desgarrando las ropas, con moretes y rasguños, lograron avanzar en el automóvil gris que era conducido por nadie, a lo alto de la torre.
Parecia un enorme centro comercial. Cada piso era un departamento diferente, desde arriba la pequeña ciudad era una miniatura. La joven pensaba en que ellos habían estado ahí, en que alguien desde arriba pudo haberlos tomado, en que alguien desde arriba era quien manejaba aquel auto sin chofer. Era extraño, más sin embargo, era maravilloso.
Al llegar al último piso, más allá de las nubes y de cualquier otra cosa, lleno de electrodomésticos como televisiones, computadoras, etcétera, el auto se estacionó y los aventó por sus puertas, haciéndolos salir bruscamente, a la madre, al padre, a la bebe, a la joven y a su amiga.
El padre, y la madre (junto con la pequeña bebe) dejaron a las dos muchachas ahí, para ir a buscar a alguien más en diferentes pisos.

Mientras tanto, el niño veía cada vez la torre más cercana, cada vez daba un paso más a lo que él también pensaba seria su salvación. De repente cayó en la arena bruscamente, fue entonces cuando se sintió terriblemente atemorizado. El pensaba aún que las sombras, los demonios, venían siguiéndolo. Levantó suavemente la vista, y vió que se encontraba solo, tan solo... como nunca se sintió en su vida.
De repente miró algo en el cielo, se puso de pié suavemente, ¿qué era aquello?

La joven miró en los 9 vidrios alrededor de la torre: en uno estaba el sol, en el segundo estaba la luna, en el tercero estaba mercurio, venus... marte, júpiter, saturno... cada uno de los planetas se elevaba suavemente, dando un paso en el viento del inmenso Universo hasta quedar centrados en el vidrio.

El niño se pusó de pie rápidamente, miró a su alrededor, los planetas comenzaban a alinearse de nuevo... el pánico lo tomo en todo su cuerpo de nuevo, el temor de que aquellos demonios volvieran a llegar, el temor de que todo aquello fuera a ser real, el temor de morir... el temor de morir solo y sin nadie. Comenzó a correr de nuevo, totalmente cansado, agonizando el aire en en sus pulmones con el infernal calor de aquel momento tan petrificante. Y corrió, y no paro de correr.

En la torre, las jovencitas aterradas de ver aquel horrible espectáculo, se abrazaron la una con la otra, comenzando a llorar.
Las pantallas de televisión a su alrededor, los radios, los estéreos, los aparatos de cocina y demás, comenzaron a prenderse en un lugar donde no había señal. La joven asustada miraba aquello, atenta y ya sin lágrimas. ¿Qué era lo que vendría? ¿Qué era lo que iba a comenzar? ¿Qué?.

Entonces, tanto en el cielo que el niño veía, como en las pantallas una cara iluminada por demasiada luz que era imposible descifrar a la vista, apareció en el inmenso cielo azul, y en las pantallas sin señal de las televisiones.
Una voz perturbadora y fuerte, por los radios y televisiones, comenzó a resonar hasta en el último rincon de aquel inmenso paisaje falto de vida.
"SU FIN HA LLEGADO" proclamó con voz de ultratumba.
Entonces una luz acogió al mundo. Una luz llena de todo sentimiento que pudiera existir en el planeta, en tiempos pasados, en tiempo presente, o en los tiempos que alguna vez pensamos que llegarían a venir.
La luz blanca lo alcanzó todo, lo iluminó, lo absorbió, y de repente... no existió nada.

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viernes, mayo 8

El fin del Mundo~~

Era un dia normal, soleado, con la luna aun puesta siendo de mañana. El cielo era azul y tenia nubes enormes y hermosas con las cuales los niños soñaban con alcanzar y poder devorar, mientras que otros trataban de encontrar una forma escondida entre toda aquella vaguedad de ideas.
Ese día habia mercadillo por aquellas calles tan ocupadas y silenciadas, la gente iba y venia por una u otra excusa tan solo para salir de casa y poder ir a 'comprar'.
Los grupos de amigos, señoras, vecinos, se paseaban por aquel lugar correteando, oyendo musica, bailando, comiendo y comprando la despensa, cuando de repente un grito aterrador estremecio a todos los ahí presentes.
-¡¡EL FIN DEL MUNDO!! - grito una joven con el rostro opacado y gesto aterrorizante mientras señalaba al cielo.
Todos miraron arriba en ese momento, y lo que vieron los dejo igualmente aterrorizados que a la pobre muchacha.
La luna estaba arriba, pequeña y hermosa. El sol era grande y brillante, pero algo estaba mal... algo que no se habia podido captar. Habia un astro demás...
-¡¡JUPITER!! - gritó alguien más entre la multitud.
Júpiter ascencdía majestuosamente hasta donde se encontraba el astro mayor de la constelación, luego le seguía Saturno, Urano... de lado izquierdo del astro caliente subían y se alineaban Marte, Venus, Mercurio... tan solo faltaba Neptuno... y entonces vendria el fin del mundo.

La gente comenzaba a correr, a gritar, a llorar, a abrazarse y pedirse perdón, como siempre... en el último momento. Y esque todos sabían, y es que todos presentían, que el fin del mundo llegaría cuando Neptuno se alinera a la altura de los demás.

Por fin, ante gritos y llantos de terror, de emoción, de incredubilidad... Neptuno, el octavo y último planeta se alineó a los demás. Los pájaros que volaban callaron, las personas que gritaban ahogaron el llanto, los niños que corrían miraron al cielo. Todo quedó en un profundo silencio que parecia no poderse romper.
De repente, una luz blanca comenzó a bajar desde el cielo, desde donde estaba la perfecta alineación del sistema solar alrededor de la Tierra. Una luz blanca que cubrió todo: montañas, edificios, autos, personas, mercados, cielo, mar, todo... absolutamente todo.
Muchos pensaron que seria el fin, otros tantos solo querian morir, algunos pocos estaban felices de sentir que el fin convertiría al mundo en un lugar aún más "feliz".

Lejos de donde la multitud gritaba y el destello blanco acababa con todo lo que habia a su paso; en una pequeña cueva un niño se introducia con la esperanza de que sus padres estuvieran en aquel lugar. Al entrar, la luz alcanzo las afueras e ilumino aquel lugar lleno de personas que parecian refrugiarse de lo que fuera que pudiera pasar.
Unos minutos despues el niño (de 10 años apenas) abrio los ojos y se incorporo de pie nuevamente, despues de estar hecho bulto humano en el suelo. Miro a su alrededor, las personas que ahi estaban cubrian su cabeza con las manos, como si algo fuera a caer de encima. El niño se acerco a donde estaban, cada vez mas. Una de ellas lo miro, pero lo que el niño vio le aterrorizo hasta el alma. No queria ver más, buscaba una forma de escapar, pero no podia hacerlo.... sus piernas no le respondian.

Y esque lo que él había visto, era al mismo demonio. Pero no al demonio en persona, no, claro que no... en ese caso tal vez habría muerto de un infarto. Las almas podridas y negras salían de los cuerpos de las personas, los cuales caían al suelo, sin alma, sin vida... muertos. El niño por fin pudo reaccionar y comenzar a correr. Y corrió y corrió y nunca se detuvo. Nunca... pero el lo sabia, él lo sentía, él lo veía frente a su rostro y al mismo tiempo frente a la nada: su muerte estaba cerca.

En otro lugar en aquel mismo momento, la familia del niño subía a un autobús. Un autobus que prometía llevarlos a la salvación, y a no vivir aquella horrible destrucción.
A lo lejos se veia una ciudad grande y algo siniestra. Al llegar (al parecer a la única ciudad que quedaba), una voz saliente del unico edificio en medio de aquel desierto, -muy bien iluminado y llamativo-, a donde miles de personas iban llegando (gritando, llorando, riendo, maldiciendo) predicaba que se salvarían mientras que salvaran a los demás.

El padre de aquel niño, la madre, y sus hermanos, lograron avanzar hacia la entrada de aquel edificio. Conforme se acercaban dando pasos en falso, las personas iban alejándose de ellos, mirándolos con envidia, abriéndoles el camino. Era como si algo les indicara que debían moverse y no estar obstruyendo.
Al entrar a aquel lugar, vieron cosas que no podían creer... el edificio en verdad que era enorme. Pues dentro de el, habia más edificios y lugares, que viéndolo desde afuera... jamás hubieran imaginado que se encontraban dentro.

Aquello era imposible, pero sin embargo, alli estaba.
Los padres del niño sintieron que a cambio de haber entrado a tan grande y raro lugar, que de alguna manera les hacia sentir cierta felicidad y seguridad, tenian que pagar, dar algo cambio, regresar el 'favor'.
El padre recordo lo que dijo aquella la voz: "salva a los demas y sera tu salvacion". Entonces vislumbro un bar entre todas esas personas, dejando a su esposa e hijas juntas para ir a iniciar su cometido.
La madre, con la hija mas pequeña de cerca de 2 años, se quedo sentada en una esquina, en una pequeña banca a blanco y negro. Sus ojos eran de preocupacion, admiracion, melancolia y confusion. Tantas cosas pasaban por su cabeza en ese momento, que era imposible descifrar cual pensamiento pertenecia a que cosa.
La hija grande, de unos 15 años, miraba todo a su alrededor con expectacion y asombro. Lo que veia era increible, espectacular, admirable, maravilloso, terrorifico, inexplicable... pero sin embargo, era capaz de escuchar sus sonidos, de sentir sus paredes, de ver lo que estaba frente a ella. Era capaz de verlo, sentirlo y escucharlo como a cualquier otra cosa real en el mundo, por lo tanto, aquello era real.
Ellos no sabian en lo que estaban metidos. Aquellas personas tampoco lo sabian. Todo eso y mas, tan solo el tiempo se los diria....

En medio de la nada (sin arboles, edificios, o cualquier otra cosa alrededor), el niño corria siendo perseguido por las escalofriantes sombras negras que lo habian seguido desde que se encontraba en aquella cueva. Corria como nunca habia corrido en su vida, corria con dolor y con miedo en medio de un desierto lleno de silencio, tension, y confusion, mezclados con el sol y su intenso calor, ademas de la sensacion de perdicion.
A lo lejos, una enorme y majestuosa torre, desprendia una inmensa luz que lo cego durante un momento, momento en el cual se detuvo y se cubrio los ojos con los dos brazos. Mientras que a sus espaldas, las sombras que eran iluminadas por la inmensa luz del faro, se destruian lentamente, envejeciendo, haciendose polvo y evaporandose en el viento.
Y el niño corria de nuevo, sin mirar atras, sin pensar lo que habia o lo que no habia, sin pensar si moriria o si no moriria, sin pensar en nada mas que en seguir corriendo, en alcanzar aquella torre infinita que se veia tan lejos, pero que el sabia que de alguna manera tenia que alcanzar.

Mientras tanto, el padre del niño entraba a un bar dentro de la pequeña ciudad que habia dentro de aquella enorme torre.
La madre estaba sentada en una banca con la niña abrazada, temerosas las dos de lo que pudiera suceder y sin poder hablar o hacer cualquier cosa, viendo a su hija de 15 años alejarse hacia otro lugar.
La joven caminaba sin rumbo por aquel lugar. Estaba maravillada, encantada. El miedo se habia hecho a un lado ya. Y de repente, se dio cuenta que su escuela estaba ahí, frente a ella. Corrió en ese momento rapidamente hacia el lugar. Entró y se quedo parada, mirando a su alrededor. Estaba casi desierta. ¿Casi?. Miró a un grupo de personas que se le hacian conocidas, entonces corrió hacia ellas. Una de las peronas le gritó por su nombre, y corrió a su ecnuentro, dándose un fuerte abrazo las dos. Luego, tomadas de la mano y con ciertas lágrimas secas en los ojos se dirigieron a donde estaban los demás. Ahí cada uno contaba lo que les había ocurrido. Cada quien tenía una historia diferente, algo nuevo. Pero al fin y al cabo todos estaban en el mismo lugar.
Eso era simplemente muy bueno.

De repente, algo ocurrió.
Un temblor fuerte hizó que la chica cayera junto con sus amigos al suelo, el árbol enorme, al centro de aquella torre, cayó aplastando el lado Este de la 'ciudad' que ahí dentro se encontraba. Gritos, llanto, desesperación, frustración y temor resurgieron nuevamente de entre la nada.
El padre, la madre y la niña de 15 años comenzaron a correr juntos hacia donde eran llamados, en una pantalla gigante donde aparecieron sus nombres. También iba con ellos una de las amigas de la joven, que no tenía más a donde huir, y decidió huir con ellos de aquel horrible lugar.
Un automóvil se detuvo frente a ellos para llevarlos arriba de la alta torre. Subieron rápidamente viendose en conflictos con otras personas que intentaban tirarlos para poder tener una gota de esperanza más de que serían salvados. Golpeándose, desgarrando las ropas, con moretes y rasguños, lograron avanzar en el automóvil gris que era conducido por nadie, a lo alto de la torre.
Parecia un enorme centro comercial. Cada piso era un departamento diferente, desde arriba la pequeña ciudad era una miniatura. La joven pensaba en que ellos habían estado ahí, en que alguien desde arriba pudo haberlos tomado, en que alguien desde arriba era quien manejaba aquel auto sin chofer. Era extraño, más sin embargo, era maravilloso.
Al llegar al último piso, más allá de las nubes y de cualquier otra cosa, lleno de electrodomésticos como televisiones, computadoras, etcétera, el auto se estacionó y los aventó por sus puertas, haciéndolos salir bruscamente, a la madre, al padre, a la bebe, a la joven y a su amiga.
El padre, y la madre (junto con la pequeña bebe) dejaron a las dos muchachas ahí, para ir a buscar a alguien más en diferentes pisos.

Mientras tanto, el niño veía cada vez la torre más cercana, cada vez daba un paso más a lo que él también pensaba seria su salvación. De repente cayó en la arena bruscamente, fue entonces cuando se sintió terriblemente atemorizado. El pensaba aún que las sombras, los demonios, venían siguiéndolo. Levantó suavemente la vista, y vió que se encontraba solo, tan solo... como nunca se sintió en su vida.
De repente miró algo en el cielo, se puso de pié suavemente, ¿qué era aquello?

La joven miró en los 9 vidrios alrededor de la torre: en uno estaba el sol, en el segundo estaba la luna, en el tercero estaba mercurio, venus... marte, júpiter, saturno... cada uno de los planetas se elevaba suavemente, dando un paso en el viento del inmenso Universo hasta quedar centrados en el vidrio.

El niño se pusó de pie rápidamente, miró a su alrededor, los planetas comenzaban a alinearse de nuevo... el pánico lo tomo en todo su cuerpo de nuevo, el temor de que aquellos demonios volvieran a llegar, el temor de que todo aquello fuera a ser real, el temor de morir... el temor de morir solo y sin nadie. Comenzó a correr de nuevo, totalmente cansado, agonizando el aire en en sus pulmones con el infernal calor de aquel momento tan petrificante. Y corrió, y no paro de correr.

En la torre, las jovencitas aterradas de ver aquel horrible espectáculo, se abrazaron la una con la otra, comenzando a llorar.
Las pantallas de televisión a su alrededor, los radios, los estéreos, los aparatos de cocina y demás, comenzaron a prenderse en un lugar donde no había señal. La joven asustada miraba aquello, atenta y ya sin lágrimas. ¿Qué era lo que vendría? ¿Qué era lo que iba a comenzar? ¿Qué?.

Entonces, tanto en el cielo que el niño veía, como en las pantallas una cara iluminada por demasiada luz que era imposible descifrar a la vista, apareció en el inmenso cielo azul, y en las pantallas sin señal de las televisiones.
Una voz perturbadora y fuerte, por los radios y televisiones, comenzó a resonar hasta en el último rincon de aquel inmenso paisaje falto de vida.
"SU FIN HA LLEGADO" proclamó con voz de ultratumba.
Entonces una luz acogió al mundo. Una luz llena de todo sentimiento que pudiera existir en el planeta, en tiempos pasados, en tiempo presente, o en los tiempos que alguna vez pensamos que llegarían a venir.
La luz blanca lo alcanzó todo, lo iluminó, lo absorbió, y de repente... no existió nada.

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